Asertividad: Cómo cuidarme con ella
Situaciones en las que puede venirte bien la asertividad:
- Mañana trabajas. Quieres irte a descansar temprano. Pero cuando te metes en la cama, resulta que tu tía te llama para quejarse del mal día que ha tenido hoy. Como os lleváis muy bien, tú, por no cortarla, la escuchas. Aunque eso acabe provocando que te acuestes una hora más tarde, y además algo molesto/a porque ya no tienes tanto tiempo para dormir.
- Hoy es el primer día que conoces a tu suegra. Ella, como hace calor, te ofrece una bebida con gas. Tu sabes perfectamente que las bebidas gaseosas te sientan muy mal, pero aún así, como no quieres darle una mala impresión ni que se sienta rechazada, la aceptas.
¿Te resultan familiares este tipo de situaciones?
Si tu respuesta ha sido SÍ, te recomiendo continuar leyendo esta entrada para descubrir cómo la ASERTIVIDAD puede ayudarnos a negarnos a este tipo de peticiones sin sentirnos mal por ello, cuidándonos al tener en cuenta nuestras necesidades, mejorando nuestra autoestima, y guardando un respeto tanto a nosotros como a los que nos rodean.
¿QUÉ ES LA ASERTIVIDAD?
La asertividad se define como la capacidad de expresar de forma clara, directa, honesta y adecuada tanto nuestros pensamientos u opiniones, como nuestros sentimientos, desde el respeto tanto hacia nosotros mismos como hacia los demás.
La asertividad nos facilita relacionarnos con los demás, pero también con nosotros mismos. Nos enseña, por ejemplo, a negarnos a hacer algo que no queremos, a gestionar un conflicto, o también a pensar o anteponer un poco esas a menudo tan olvidadas necesidades propias.
Normalmente, según la situación en la que nos encontremos, podemos movernos entre 3 estilos de comunicación, que se conocen como la comunicación pasivo, la comunicación asertiva, y la comunicación agresiva.
Cuando tenemos un comportamiento pasivo, nos estamos diciendo a nosotros mismos que no tenemos derechos, pero los demás sí. Por otro lado, el comportamiento agresivo, nos hace pensar que nosotros tenemos derechos, pero los demás no. Y, finalmente, el estilo asertivo dice que tanto nosotros mismos como los demás tenemos derechos.
Parece evidente cuál es el estilo de comportamiento más adecuado para tratarnos tanto a nosotros mismos como a los demás desde la comprensión, el amor y el respeto (que es, al final, lo que queremos todos), pero entonces, ¿por qué no había escuchado antes la palabra asertividad?, y ¿por qué parece tan difícil ser asertivo?
La respuesta es muy sencilla, y es simplemente que, normalmente, o bien no sabemos cómo hacerlo (porque nadie nos ha enseñado), o las creencias irracionales (como aquellas de las que hablé en una de las anteriores entradas) mediante las que funcionamos nos impiden pasar del estilo pasivo o del estilo agresivo al asertivo. A parte, existen una serie de “normas” más tradicionales, profundamente arraigadas, que a veces parecen estar en lucha constante con los derechos que todos nosotros tenemos, y eso puede generarnos un conflicto, porque, ¿cómo voy a negarme a hacerle un favor a alguien, si siempre me han dicho que hacerlo es de buena persona?
CREENCIAS IRRACIONALES Y ASERTIVIDAD
Algunas de las enseñanzas y normas tradicionales que vamos aprendiendo desde que somos pequeñitos acaban siendo rígidas, inamovibles y verdaderas en nuestra cabeza. Lo que hace que, además, en un futuro, tengamos problemas para ser asertivos.
Pero, ¿son realmente las adecuadas?, ¿estoy haciendo las cosas que necesito y me hacen feliz, o las cosas que creo que hacen que los demás me consideren una buena persona?
Veamos algunas de las creencias erróneas pero comúnmente extendidas que probablemente hayas escuchado en algún momento de tu vida, y mostremos a qué tenemos derecho realmente.
CREENCIAS ERRÓNEAS DERECHOS ASERTIVOS
Es ser egoísta anteponer las necesidades propias a las de los demás. | Algunas veces, tengo derecho a ser el/la primero/a. |
Es vergonzoso cometer errores. Hay que tener una respuesta adecuada para cada ocasión. | Tengo derecho a cometer errores, comprenderme y aprender, en lugar de avergonzarme por ello. |
Si no puedo convencer a los demás de que mis sentimientos son razonables, debe ser que estoy equivocado/a. | Tengo derecho a ser el juez último de mis sentimientos y aceptarlos como válidos. Puedo sentir de forma diferente a los demás. |
Hay que respetar los puntos de vista de los demás. Guardarme las diferencias de opinión para mi mismo; escuchar y aprender. | Tengo derecho a tener mis propias opiniones y convencimientos. |
Tengo que intentar ser siempre lógico/a y consecuente. | Tengo derecho a cambiar de opinión o de línea de acción. |
Las cosas podrían volverse aún peores de lo que son. | Tengo derecho a intentar un cambio. |
No hay que hacer perder a los demás su valioso tiempo con mis problemas. | Tengo derecho a sentir y expresar el dolor, pedir ayuda o apoyo emocional. |
Hay que intentar adaptarse siempre a los demás, de lo contrario, no se encuentran cuando se necesitan. | Tienes derecho a decir “no”. |
Si alguien hace una pregunta, hay que darle siempre una respuesta y lo más rápido posible. | Tienes derecho a responder o a tomarte tu tiempo para hacerlo. |
LA ASERTIVIDAD SE TRABAJA
Ser asertivo/a conlleva un trabajo detrás por nuestra parte, a veces también un remodelamiento de nuestras creencias, y de la forma en que nos hablamos a nosotros mismos y a los demás. No es una habilidad que se aprenda de la noche a la mañana, ni de una semana para otra. Es una habilidad que se entrena.
Sobre todo porque lo cierto es que la educación que recibimos desde pequeños no nos enseña a ser asertivos, y a menudo se ha relacionado el pensar en nuestras propias necesidades con el ser egoístas, cuando a veces tenemos derecho a ser los primeros.
Teniendo en cuenta que la asertividad también se conoce como “la capacidad de expresar los derechos y sentimientos personales”, es necesario que nosotros mismos nos detengamos, e indaguemos en nuestro interior para averiguar precisamente eso; cuáles consideramos que son nuestros derechos y sentimientos, con claridad. Que es algo que, en el mundo en el que nos movemos hoy en día, no solemos hacer, porque es más sencillo “coger la vía fácil y correr”, que detenernos a reflexionar.
Ahora bien, tras leer esta entrada, aprender un poco sobre la asertividad, y revisar cuáles son tus derechos asertivos, si volvieras a las situaciones del inicio, ¿actuarías igual?